Es curioso ver como el dìa de hoy se esconden el nombre como si ser virgenes serìa un crimen, cuando siempre ha sido o se ha tenido por tal, una virtud, segùn la iglesia, claro està.
Absurdo me parece por demàs que tanto se pueda admirar como ridiculizar tal estado, pues como lo venimos indicando, la sexualidad es o debe ser libre y cada quien la ejerce o se abstiene segùn sus necesidades.
Si estas mujeres estàn convencidas de que todavìa no les llega la hora de tener sexo, sea por el motivo que sea, es problema de ellas y muy respetable. Si es por creencias y ellas tienen ganas pero se abstienen, pues ellas se lo pierden; pero puede ser la abstinencia simplemente porque el cuerpo no se lo pida, que es lo normal, pues cuando lo pide no hay quien aguante la abstinencia, y en este caso sòlo queda decir una vez màs que estàn en su derecho de abstenerse.
Este es el caso de dos respetables damas que siguen virgenes depuès de los treinta y a las que hay que respetar por encima de todo, del mismo modo que todo aquel que se abstiene deberìa respetar a los promiscuos.
"Vírgenes a los 30Deciden ser castas hasta el matrimonio y desestiman críticas. Provienen de familias muy conservadoras
Blanco de burlas pero también de admiración, calificadas como fenómenos, mentirosas y “mochas”, Mariana y Beatriz están acostumbradas a responder “no me ha hecho falta” a las siempre recurrentes preguntas ¡¿Ni siquiera tienes por ahí algún consolador?, ¿No te masturbas?, ¿Cómo aguantas?!
Y no, Mariana y Beatriz no son laicas consagradas a la vida religiosa, sino mujeres profesionistas de 32 y 33 años, respectivamente, que han optado por ser vírgenes en una sociedad que, dicen, “ha desacreditado el amor y que no cree que a esa edad una persona no haya experimentado en su vida sexual, ni siquiera la masturbación”.
Pero Mariana y Beatriz forman parte de esos números mínimos. “Las estadísticas nos dicen que casi 99% de las personas de 25 años ya ha tenido relaciones sexuales, es decir una muy pequeña porción que sobrepasa esa edad hoy día tiende a mantenerse célibe”, dice el sicólogo Ricardo Trujillo.
Por separado y prefiriendo que su verdadera identidad sea encubierta, Mariana y Beatriz cuentan cómo el haber nacido en familias ultraconservadoras fue el motivo, en un principio, que las orilló a pensar en llegar vírgenes al matrimonio.
“Luego de mis 18 años la determinación fue por convicción. Sí he tenido oportunidades, incluso le agradezco a los novios que he tenido porque ninguno me ha presionado para eso, hemos terminado pero ha sido por otras causas”, dice Mariana.
Según la Encuesta Nacional de Juventud más reciente y dada a conocer en 2005, 48.7% del total de jóvenes de entre 15 y 19 años ya han iniciado su vida sexual, no obstante que se identifican adolescentes que a los 12 años ya han tenido su primera relación sexual.
“Es difícil que nosotros como seres humanos y naturales podamos ejercer nuestra sexualidad de manera plena y ser sanos porque no necesariamente una persona sexualmente activa es sana, sino hay que ver toda una serie de categorías socioculturales a su alrededor, en el mismo sentido una persona célibe no por sí misma es enferma social”, señala el especialista Ricardo Trujillo.
Mariana y Beatriz han decidido conservarse castas porque esperan tener su primera relación sexual con la persona indicada si no hasta el matrimonio, sí en la unión libre. ¿Pero cómo saber qué ese hombre será al que llaman afortunado?
“Tiene que ser alguien que me ame y me respete y por supuesto que esté en mi mismo nivel de valores, profesional y mentalmente y que lo principal para él no sea el tener una relación sexual sino un compromiso de vida”, dice Mariana.
Para Beatriz, además de su convicción de llegar virgen al matrimonio, el miedo a contraer alguna enfermedad de transmisión sexual ha sido determinante. Sabe también que los mitos de enfermedades, creados en torno a las mujeres que no han tenido relaciones sexuales antes de los 30 años, son falsos.
Los ginecólogos Mauricio Osorio Caballero, del Hospital Ángeles, y María Eugenia González Morales, del Hospital General, confirman que no existe una indicación médica que afecte o ayude a la salud de la mujer el tener relaciones sexuales antes de los 30 años.
Sin embargo, advierten que la libido de una mujer no es la misma después de los 30 años y que los tejidos de la vagina cambian de manera natural luego de los 34 años aproximadamente, debido a la disminución del nivel de estrógenos, lo que provoca una falta de elasticidad y poca lubricación.
Beatriz y Mariana reconocen que no tienen fecha límite en sus vidas para dejar de ser castas. Beatriz admite tener miedo a su primera penetración, Mariana no. Algunos sectores de la psicología social mexicana, comenta Trujillo, marcan a una persona con problemas para socializar o de autoestima si después de los 18 años no ha tenido contacto sexual. “Antes eras tachado de impuro o puro, pero hoy es tal la tolerancia que el ser virgen o no puede ser intrascendente”, dice.
El economista, sociólogo y demógrafo del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, Carlos Welti, subraya que la escolaridad es un factor de retraso de la edad a la primera relación sexual.
“Con el tiempo eres más exigente y no con cualquiera aceptaría perder mi virginidad”, señala Beatriz.
“Los hombres son insistentes, pero no pasa que de la caricia o el beso o ya cuando quieren rebasar la línea que he establecido los detengo y me preguntan a manera de chantaje ¿Qué te pasa?, ¿Qué no me quieres?, ¿Andas con otro?”, cuenta Beatriz.
“Una vez que nos liberamos en el sexo, pensamos que esa es la búsqueda de un mayor placer y una mayor salud, al mismo tiempo perdemos la capacidad de disfrutar porque tenemos tanto de todo que no podemos disfrutar lo poquito que accedemos en este sentido”, indica Trujillo y agrega:
“Se ha dado esta especie de liberalización, este discurso de que hay que tener una sexualidad activa en muchos planos, en muchos términos, hay un descrédito total a lo que es el fenómeno del amor y pocas veces se piensa ´me voy a esperar a la persona indicada´. Actualmente, basta que llegues a buscar en internet y te pongas de acuerdo con otra persona a la que no conoces y no te importa para tener sexo”.
Beatriz y Mariana rechazan la idea de vender su virginidad al mejor postor, como ocurre en sitios de internet donde se ofertan mujeres y hombres que pagan por tener relaciones con una mujer virgen.
Pero ni los ginecólogos le han creído a Mariana que es virgen: “Eso es típico y más cuando ya tienes 32 años, incluso hasta cuando vas al médico y te solicitan determinado estudio ginecológico y tu preguntas si es necesario, aún sin haber tenido relaciones sexuales, ellos con una cara de duda obviamente dicen ‘hoy no puede ser’”.
Mariana sabe que el tema de su virginidad se presta a que sus amigos cercanos a ella le digan: “A ver si es cierto que eres virgen, vamos a comprobarlo”.
Pero a esta edad, reconoce Mariana, esos comentarios ya no le afectan mínimamente. Reconoce, sin embargo, que no podrá ser exigente al preferir un compañero casto al igual que ella, pues sabe que a estas alturas es muy difícil que un hombre lo sea.
No obstante, se anima a reconocer: “Sinceramente me gustaría que me tocara alguien con experiencia”.
Blanco de burlas pero también de admiración, calificadas como fenómenos, mentirosas y “mochas”, Mariana y Beatriz están acostumbradas a responder “no me ha hecho falta” a las siempre recurrentes preguntas ¡¿Ni siquiera tienes por ahí algún consolador?, ¿No te masturbas?, ¿Cómo aguantas?!
Y no, Mariana y Beatriz no son laicas consagradas a la vida religiosa, sino mujeres profesionistas de 32 y 33 años, respectivamente, que han optado por ser vírgenes en una sociedad que, dicen, “ha desacreditado el amor y que no cree que a esa edad una persona no haya experimentado en su vida sexual, ni siquiera la masturbación”.
Pero Mariana y Beatriz forman parte de esos números mínimos. “Las estadísticas nos dicen que casi 99% de las personas de 25 años ya ha tenido relaciones sexuales, es decir una muy pequeña porción que sobrepasa esa edad hoy día tiende a mantenerse célibe”, dice el sicólogo Ricardo Trujillo.
Por separado y prefiriendo que su verdadera identidad sea encubierta, Mariana y Beatriz cuentan cómo el haber nacido en familias ultraconservadoras fue el motivo, en un principio, que las orilló a pensar en llegar vírgenes al matrimonio.
“Luego de mis 18 años la determinación fue por convicción. Sí he tenido oportunidades, incluso le agradezco a los novios que he tenido porque ninguno me ha presionado para eso, hemos terminado pero ha sido por otras causas”, dice Mariana.
Según la Encuesta Nacional de Juventud más reciente y dada a conocer en 2005, 48.7% del total de jóvenes de entre 15 y 19 años ya han iniciado su vida sexual, no obstante que se identifican adolescentes que a los 12 años ya han tenido su primera relación sexual.
“Es difícil que nosotros como seres humanos y naturales podamos ejercer nuestra sexualidad de manera plena y ser sanos porque no necesariamente una persona sexualmente activa es sana, sino hay que ver toda una serie de categorías socioculturales a su alrededor, en el mismo sentido una persona célibe no por sí misma es enferma social”, señala el especialista Ricardo Trujillo.
Mariana y Beatriz han decidido conservarse castas porque esperan tener su primera relación sexual con la persona indicada si no hasta el matrimonio, sí en la unión libre. ¿Pero cómo saber qué ese hombre será al que llaman afortunado?
“Tiene que ser alguien que me ame y me respete y por supuesto que esté en mi mismo nivel de valores, profesional y mentalmente y que lo principal para él no sea el tener una relación sexual sino un compromiso de vida”, dice Mariana.
Para Beatriz, además de su convicción de llegar virgen al matrimonio, el miedo a contraer alguna enfermedad de transmisión sexual ha sido determinante. Sabe también que los mitos de enfermedades, creados en torno a las mujeres que no han tenido relaciones sexuales antes de los 30 años, son falsos.
Los ginecólogos Mauricio Osorio Caballero, del Hospital Ángeles, y María Eugenia González Morales, del Hospital General, confirman que no existe una indicación médica que afecte o ayude a la salud de la mujer el tener relaciones sexuales antes de los 30 años.
Sin embargo, advierten que la libido de una mujer no es la misma después de los 30 años y que los tejidos de la vagina cambian de manera natural luego de los 34 años aproximadamente, debido a la disminución del nivel de estrógenos, lo que provoca una falta de elasticidad y poca lubricación.
Beatriz y Mariana reconocen que no tienen fecha límite en sus vidas para dejar de ser castas. Beatriz admite tener miedo a su primera penetración, Mariana no. Algunos sectores de la psicología social mexicana, comenta Trujillo, marcan a una persona con problemas para socializar o de autoestima si después de los 18 años no ha tenido contacto sexual. “Antes eras tachado de impuro o puro, pero hoy es tal la tolerancia que el ser virgen o no puede ser intrascendente”, dice.
El economista, sociólogo y demógrafo del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, Carlos Welti, subraya que la escolaridad es un factor de retraso de la edad a la primera relación sexual.
“Con el tiempo eres más exigente y no con cualquiera aceptaría perder mi virginidad”, señala Beatriz.
“Los hombres son insistentes, pero no pasa que de la caricia o el beso o ya cuando quieren rebasar la línea que he establecido los detengo y me preguntan a manera de chantaje ¿Qué te pasa?, ¿Qué no me quieres?, ¿Andas con otro?”, cuenta Beatriz.
“Una vez que nos liberamos en el sexo, pensamos que esa es la búsqueda de un mayor placer y una mayor salud, al mismo tiempo perdemos la capacidad de disfrutar porque tenemos tanto de todo que no podemos disfrutar lo poquito que accedemos en este sentido”, indica Trujillo y agrega:
“Se ha dado esta especie de liberalización, este discurso de que hay que tener una sexualidad activa en muchos planos, en muchos términos, hay un descrédito total a lo que es el fenómeno del amor y pocas veces se piensa ´me voy a esperar a la persona indicada´. Actualmente, basta que llegues a buscar en internet y te pongas de acuerdo con otra persona a la que no conoces y no te importa para tener sexo”.
Beatriz y Mariana rechazan la idea de vender su virginidad al mejor postor, como ocurre en sitios de internet donde se ofertan mujeres y hombres que pagan por tener relaciones con una mujer virgen.
Pero ni los ginecólogos le han creído a Mariana que es virgen: “Eso es típico y más cuando ya tienes 32 años, incluso hasta cuando vas al médico y te solicitan determinado estudio ginecológico y tu preguntas si es necesario, aún sin haber tenido relaciones sexuales, ellos con una cara de duda obviamente dicen ‘hoy no puede ser’”.
Mariana sabe que el tema de su virginidad se presta a que sus amigos cercanos a ella le digan: “A ver si es cierto que eres virgen, vamos a comprobarlo”.
Pero a esta edad, reconoce Mariana, esos comentarios ya no le afectan mínimamente. Reconoce, sin embargo, que no podrá ser exigente al preferir un compañero casto al igual que ella, pues sabe que a estas alturas es muy difícil que un hombre lo sea.
No obstante, se anima a reconocer: “Sinceramente me gustaría que me tocara alguien con experiencia”.