lunes, 13 de abril de 2009

VIRGENES A LOS 30

Interesnate artìculo sobre la virginidad de la mujer a los treinta años que apareciò el dìa de ayer en El Universal.
Es curioso ver como el dìa de hoy se esconden el nombre como si ser virgenes serìa un crimen, cuando siempre ha sido o se ha tenido por tal, una virtud, segùn la iglesia, claro està.
Absurdo me parece por demàs que tanto se pueda admirar como ridiculizar tal estado, pues como lo venimos indicando, la sexualidad es o debe ser libre y cada quien la ejerce o se abstiene segùn sus necesidades.
Si estas mujeres estàn convencidas de que todavìa no les llega la hora de tener sexo, sea por el motivo que sea, es problema de ellas y muy respetable. Si es por creencias y ellas tienen ganas pero se abstienen, pues ellas se lo pierden; pero puede ser la abstinencia simplemente porque el cuerpo no se lo pida, que es lo normal, pues cuando lo pide no hay quien aguante la abstinencia, y en este caso sòlo queda decir una vez màs que estàn en su derecho de abstenerse.
Este es el caso de dos respetables damas que siguen virgenes depuès de los treinta y a las que hay que respetar por encima de todo, del mismo modo que todo aquel que se abstiene deberìa respetar a los promiscuos.
"Vírgenes a los 30Deciden ser castas hasta el matrimonio y desestiman críticas. Provienen de familias muy conservadoras
Blanco de burlas pero también de admiración, calificadas como fenómenos, mentirosas y “mochas”, Mariana y Beatriz están acostumbradas a responder “no me ha hecho falta” a las siempre recurrentes preguntas ¡¿Ni siquiera tienes por ahí algún consolador?, ¿No te masturbas?, ¿Cómo aguantas?!
Y no, Mariana y Beatriz no son laicas consagradas a la vida religiosa, sino mujeres profesionistas de 32 y 33 años, respectivamente, que han optado por ser vírgenes en una sociedad que, dicen, “ha desacreditado el amor y que no cree que a esa edad una persona no haya experimentado en su vida sexual, ni siquiera la masturbación”.
Pero Mariana y Beatriz forman parte de esos números mínimos. “Las estadísticas nos dicen que casi 99% de las personas de 25 años ya ha tenido relaciones sexuales, es decir una muy pequeña porción que sobrepasa esa edad hoy día tiende a mantenerse célibe”, dice el sicólogo Ricardo Trujillo.
Por separado y prefiriendo que su verdadera identidad sea encubierta, Mariana y Beatriz cuentan cómo el haber nacido en familias ultraconservadoras fue el motivo, en un principio, que las orilló a pensar en llegar vírgenes al matrimonio.
“Luego de mis 18 años la determinación fue por convicción. Sí he tenido oportunidades, incluso le agradezco a los novios que he tenido porque ninguno me ha presionado para eso, hemos terminado pero ha sido por otras causas”, dice Mariana.
Según la Encuesta Nacional de Juventud más reciente y dada a conocer en 2005, 48.7% del total de jóvenes de entre 15 y 19 años ya han iniciado su vida sexual, no obstante que se identifican adolescentes que a los 12 años ya han tenido su primera relación sexual.
“Es difícil que nosotros como seres humanos y naturales podamos ejercer nuestra sexualidad de manera plena y ser sanos porque no necesariamente una persona sexualmente activa es sana, sino hay que ver toda una serie de categorías socioculturales a su alrededor, en el mismo sentido una persona célibe no por sí misma es enferma social”, señala el especialista Ricardo Trujillo.
Mariana y Beatriz han decidido conservarse castas porque esperan tener su primera relación sexual con la persona indicada si no hasta el matrimonio, sí en la unión libre. ¿Pero cómo saber qué ese hombre será al que llaman afortunado?
“Tiene que ser alguien que me ame y me respete y por supuesto que esté en mi mismo nivel de valores, profesional y mentalmente y que lo principal para él no sea el tener una relación sexual sino un compromiso de vida”, dice Mariana.
Para Beatriz, además de su convicción de llegar virgen al matrimonio, el miedo a contraer alguna enfermedad de transmisión sexual ha sido determinante. Sabe también que los mitos de enfermedades, creados en torno a las mujeres que no han tenido relaciones sexuales antes de los 30 años, son falsos.
Los ginecólogos Mauricio Osorio Caballero, del Hospital Ángeles, y María Eugenia González Morales, del Hospital General, confirman que no existe una indicación médica que afecte o ayude a la salud de la mujer el tener relaciones sexuales antes de los 30 años.
Sin embargo, advierten que la libido de una mujer no es la misma después de los 30 años y que los tejidos de la vagina cambian de manera natural luego de los 34 años aproximadamente, debido a la disminución del nivel de estrógenos, lo que provoca una falta de elasticidad y poca lubricación.
Beatriz y Mariana reconocen que no tienen fecha límite en sus vidas para dejar de ser castas. Beatriz admite tener miedo a su primera penetración, Mariana no. Algunos sectores de la psicología social mexicana, comenta Trujillo, marcan a una persona con problemas para socializar o de autoestima si después de los 18 años no ha tenido contacto sexual. “Antes eras tachado de impuro o puro, pero hoy es tal la tolerancia que el ser virgen o no puede ser intrascendente”, dice.
El economista, sociólogo y demógrafo del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, Carlos Welti, subraya que la escolaridad es un factor de retraso de la edad a la primera relación sexual.
“Con el tiempo eres más exigente y no con cualquiera aceptaría perder mi virginidad”, señala Beatriz.
“Los hombres son insistentes, pero no pasa que de la caricia o el beso o ya cuando quieren rebasar la línea que he establecido los detengo y me preguntan a manera de chantaje ¿Qué te pasa?, ¿Qué no me quieres?, ¿Andas con otro?”, cuenta Beatriz.
“Una vez que nos liberamos en el sexo, pensamos que esa es la búsqueda de un mayor placer y una mayor salud, al mismo tiempo perdemos la capacidad de disfrutar porque tenemos tanto de todo que no podemos disfrutar lo poquito que accedemos en este sentido”, indica Trujillo y agrega:
“Se ha dado esta especie de liberalización, este discurso de que hay que tener una sexualidad activa en muchos planos, en muchos términos, hay un descrédito total a lo que es el fenómeno del amor y pocas veces se piensa ´me voy a esperar a la persona indicada´. Actualmente, basta que llegues a buscar en internet y te pongas de acuerdo con otra persona a la que no conoces y no te importa para tener sexo”.
Beatriz y Mariana rechazan la idea de vender su virginidad al mejor postor, como ocurre en sitios de internet donde se ofertan mujeres y hombres que pagan por tener relaciones con una mujer virgen.
Pero ni los ginecólogos le han creído a Mariana que es virgen: “Eso es típico y más cuando ya tienes 32 años, incluso hasta cuando vas al médico y te solicitan determinado estudio ginecológico y tu preguntas si es necesario, aún sin haber tenido relaciones sexuales, ellos con una cara de duda obviamente dicen ‘hoy no puede ser’”.
Mariana sabe que el tema de su virginidad se presta a que sus amigos cercanos a ella le digan: “A ver si es cierto que eres virgen, vamos a comprobarlo”.
Pero a esta edad, reconoce Mariana, esos comentarios ya no le afectan mínimamente. Reconoce, sin embargo, que no podrá ser exigente al preferir un compañero casto al igual que ella, pues sabe que a estas alturas es muy difícil que un hombre lo sea.
No obstante, se anima a reconocer: “Sinceramente me gustaría que me tocara alguien con experiencia”.

EL NEGOCIO DEL SEXO


La escritora y periodista Lydia Cacho escribe este comentario en el diario El Universal el dìa de hoy 13 de abril del 2009

"Encarcelar a María Magdalena
El sexo es el mejor negocio del mundo. Quien vende sexo debe alimentar la ilusión de las grandes pasiones, de hombres potentes y mujeres hermosas; de inagotables sesiones cuyo límite está en la imaginación de la clientela. Y como el sexo es una ilusión, quien la ofrece recurre a cuanto argumento mercadológico hay. La fantasía puede incluir todas las formas de violencia que nutren el deseo de hombres y mujeres aparentemente aburridos con la noción tradicional del sexo, romántico y limitado a las caricias, la cama y una veintena de posiciones de rutina.
La naturaleza nos hizo seres sexuados que se reproducen. El cine, la literatura y los medios han nutrido la noción cultural de la sexualidad como la gran puerta al descubrimiento de la vida y su goce más profundo, como una fuerza vitalmente creativa. La religión aportó la noción de la sexualidad como el gran pecado universal y a las mujeres como Eva o María Magdalena, las grandes provocadoras sexuales. Las paradojas culturales contaminan de tal forma la discusión sobre prostitución, que dificultan que la sociedad y el Estado comprendan el daño que la esclavitud sexual produce en la sociedad.
Esto conviene a quienes manejan la industria del sexo y a los gobiernos que la alientan y protegen. Sólo la industria de la pornografía produce 19 mil millones de dólares al año; ese dinero se reparte entre productores, vendedores, protectores y dueños de sistemas de cable o Sky, así como en jugosos impuestos para los gobiernos.
Cada segundo 28 mil 258 personas ven pornografía por internet y gastan 3 mil 365 mil dólares por ver actos sexuales de adultos y menores. Sólo en EU cada 39 minutos se produce un nuevo video pornográfico. El abaratamiento de la pornografía adulta ha elevado el costo y demanda de la pornografía con adolescentes y menores. En EU los clubes desnudistas producen 2 mil 500 mdd anuales. De ese dinero un alto porcentaje es para la policía, los agentes de migración, los tratantes de mujeres y los padrotes.
El corazón mismo de la industria del sexo se nutre gracias a los delitos más aberrantes. Engaño, inducción, secuestro, violación y explotación laboral, fomento de las adicciones y compraventa normalizada de seres humanos. Esta industria fomenta riqueza y fortalece la economía de países enteros, como en Tailandia. Ahí es un pecado que la gente se toque el cuerpo en la calle, pero el gobierno favorece la apertura de prostíbulos especializados para japoneses, coreanos, americanos y europeos. Se ofrecen desde animales hasta niñas y niños para turistas pederastas. La Merced en México no es distinta a los barrios de Tailandia o Camboya. Cancún, Nueva York y Tokio ofrecen los mismos servicios, más discreta y especializadamente.
La trata de mujeres e infantes es parte de una industria. Tal vez sea por ello que las policías de todo el mundo siguen tratando a las víctimas como criminales, como María Magdalena, y a los clientes y a los tratantes como empresarios intocables que han sabido vender la esclavitud sexual como una profesión".

Es posible que Lydia Cacho tenga toda la razòn, nadie lo pone en duda, sin embargo cabrìa decir que el verdadero problema està en la intolerancia y el haber hecho del sexo algo poco menos que prohibido.
Si bien la prostituciòn es poco menos que imposible que se termine, por no decir imposible y esto porque siempre habrà alguien dispuesto a dar sexo a cambio de dinero y alguien dispuesto a pagarlo, mucha de la explotaciòn se terminarìa si se comenzara a ver la sexualidad como algo natural. Esto significa que se pueda pedir el tener sexo a una persona que te guste para ello sin el temor de ser denunciada o castigada.
Hace poco, lo pongo como ejemplo, vi en una revista que no me pude quedar con ella para haber traido el comentario, una de esas cartas que se suelen escribir a ciertos especialistas y en determinadas revistas. La carta era de una persona casada. Era un joven quien contrajo matrimonio a los veintidos años con una joven de 18, tres años despuès y con dos hijos, el joven habìa descubierto que le gustaba su suegra, quien apenas le llevaba quince años de diferencia y preguntaba que debìa hacer, pues a todas horas tenìa fantasias sexuales con ella. La respuesta obviamente fue que debìa olvidarse del asunto y ser fiel con su esposa, que con el tiempo se le pasarìa lo que en esos momentos sentìa por la suegra.
Yo pensè que lo ideal en una sociedad en donde el sexo se vea como lo que es, algo natural sin màs, bien le hubiese podido decir el joven a la suegra sus sentimientos y sin reproches ni tragedias que ella le hubiese respondido con sus sentimientos.
Una libertad asì y que es la que corresponde al sexo, llevarìa a la gente a abrirse sin tener que recurrir a la prostituciòn, haciendo de ello el mundo que nos indica Lydia.
Sòlo una libertad sexual verdadera irà acabando con el mundo de la corrupciòn y hasta el crimen que genera la prostituciòn, o màs bien, que genera la represiòn sexual que hemos padecido por medio de ya sabemos quièn.